miércoles, 1 de abril de 2009

La relación entre Respiración y Energía



Pranayama es la cuarta etapa del
Ashtanga Yoga de Patanjali, que puede traducirse como el Sendero Óctuple del yoga.
Ya sabes también que, contrariamente a cómo suele utilizarse, pranayama no significa
“ejercicios respiratorios” ni ninguna clase de técnica yóguica. Es el estado en que
adquirimos control sobre nuestro prana, nuestra fuerza vital. En realidad es un tipo muy
específico de control, el que retira el prana de los sentidos.

Cuando conseguimos retirar el prana de los sentidos y llevarlo al interior, a nuestro
Ser, rompemos la hipnosis que nos lleva a identificarnos con el cuerpo y echamos abajo
el pensamiento narcotizante de que nuestra felicidad depende de las circunstancias
externas. Mientras no logremos este estado, los estados más avanzados del Ashtanga
Yoga nos esquivarán.

Los yoguis de la antigüedad desarrollaron un amplio espectro de técnicas para lograr
el estado de Pranayama.
En realidad todas las técnicas de yoga –visualizaciones, asanas, afirmaciones,
meditación, incluso la actitud correcta- pueden ser llamadas técnicas de pranayama,
porque son distintas formas de ayudarnos a dominar nuestra energía.
Cuando controlamos conscientemente la respiración utilizamos nuestra voluntad
para actuar sobre nuestra energía vital, prana. Los ejercicios llamados pranayamas nos
permiten, por medio de la respiración, no sólo atraer más fuerza vital gracias a la
entrada de oxígeno, sino también magnetizar nuestra columna astral controlando nuestra
energía y en última instancia nuestra conciencia.

Con cada inspiración la energía se mueve hacia arriba por la columna astral y con
cada espiración se mueve hacia abajo.
. Si lo haces con calma y conscientemente, cada vez que inspiras experimentas
cierta sensación de movimiento ascendente en tu interior y cada vez que espiras de
movimiento descendente. Esta “sensación” es el movimiento del prana.

Aunque en principio pueda parecerte sorprendente, los yoguis afirman que la
respiración es un efecto, no una causa, del movimiento de la fuerza vital; pues la energía
es un aspecto sutil, pero fundamental, de nuestro ser. Cuando con nuestra fuerza de
voluntad, es decir con el uso del poder mental, controlamos la respiración, nuestra
mente está controlando la energía, que a su vez controla la respiración física. Los tres
niveles, físico, energético y mental, están íntimamente ligados.

Así pues, cuando controlamos la respiración de determinadas formas, ejercemos
influencia sobre la energía interior. Esta energía se refuerza desarrollando la
consciencia, concentración y voluntad.

Hemos hablado mucho sobre la importancia de retirar la fuerza vital de los sentidos
y llevarla hacia el interior. Patanjali dice que cuando se consigue hacer esto, se levanta
el velo de la Luz Interior y la mente está dispuesta para entrar en dharana, auténtica
concentración. La verdadera concentración significa percibir claramente algunos
aspectos de la realidad interior, luz, sonido, gozo, etc.

Pero esto todavía está lejos del objetivo último del yoga: Autorrealización,
trascender la conciencia de separación de Dios. Por eso cuando practiques las técnicas
de pranayama, hazlo con el pensamiento de que tu meta es el samadhi, la unidad. Deja
que este pensamiento dirija y determine tus esfuerzos.
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