lunes, 28 de diciembre de 2009

QUE SOMOS REALMENTE?



Muy a menudo nos identificamos con nuestro cuerpo pero, ¿realmente somos nuestro cuerpo?

Cuando éramos pequeños nuestro cuerpo no era el mismo de ahora, ahora pesamos más, nuestros músculos son mayores, ya no tenemos dientes de leche. Incluso nuestras células no son las mismas: la ciencia ha demostrado que el material del que están compuestas se está renovando continuamente. El cuerpo que tenemos hoy no es el mismo que el que teníamos hace un año y no será el mismo que el año que viene. Alguien que ha perdido un brazo sigue siendo la misma persona aunque no tenga un brazo, alguien con un pulmón artificial sigue siendo él mismo.

Aunque nuestro cuerpo cambie somos conscientes de que lo que quiera que seamos en realidad es independientemente de nuestro cuerpo.

Y esta idea debería ser gratificante por que significa que, aunque el cuerpo desaparezca, no necesariamente implica que también desaparezcamos nosotros.

Ya hemos determinado que no somos nuestro cuerpo. Lo siguiente que habitualmente se piensa es que somos nuestros hábitos, nuestra forma de ser, nuestros gustos y disgustos, nuestras creencias. Sin embargo, cuando éramos pequeños es muy probable que no tuviéramos los mismos gustos que ahora, no creyésemos en las cosas que creíamos de pequeños, y casi con toda seguridad que no tenemos los mismos hábitos. Toda nuestra estructura mental ha cambiado desde entonces. Y dentro de unos años algunos rasgos de nuestra personalidad se acentuarán más, ciertos hábitos dejarán paso a otros y las cosas que nos gustan y disgustan también cambiarán. Sin embargo, aunque nuestra mente cambia sabemos que seguimos siendo la misma persona.

La mente es algo sujeto a cambio. Cuando la gente dice que una persona no cambia, si se refieren a los hábitos o la forma de ser están equivocados ya que, aunque algunos hábitos sean más difíciles de cambiar que otros, es algo mutable y por tanto sujeto a cambio.

En conclusión, tampoco somos nuestra mente. Esta idea también debería resultar gratificante ya que, seamos lo que seamos, no dependemos ni de nuestro cuerpo ni de nuestra mente para ser.

Si no somos nuestro cuerpo y no somos nuestra mente, ¿qué somos realmente?

Conciencia. Somos capaces de imaginarnos sin cuerpo: mientras soñamos somos nosotros aunque el cuerpo que soñemos que tenemos es otro y, por otra parte, ya sabemos que nosotros no cambiamos aunque cambie nuestro cuerpo. También hemos visto que nuestra mente (nuestros hábitos y deseos) cambia sin que nosotros cambiemos . Pero si nos tratamos de imaginarnos con otra conciencia ya dejamos de ser nosotros. Imagináoslo. La conciencia es indivisible, es blanca o negra, es decir, o hay conciencia o no la hay pero no podemos imaginarnos con más o menos conciencia, es indivisible.

Ahora que alguien me diga cómo se puede destruir algo que no está sujeto a cambios ya que no es material ni mental..

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lunes, 21 de diciembre de 2009

CREACION DEL PENSAMIENTO



Estamos cobrando conciencia más rápido respecto a lo que verdaderamente queremos, pero a veces es muy dificil porque nuestros condicionamientos durante vidas han ido en sentido contrario.
Nosotros sentimos la erupción del deseo (un buen sinónimo, “decisión”) surgiendo dentro. Sin embargo, a menudo, aunque la decisión ha emergido fuerte y clara y podemos manifestarla en palabras que cualquiera entendería, muy a menudo no estamos vibrando ni un poco alineados con nuestra propia decisión.

La fórmula para la Creación Deliberada, en términos muy simples, dice, “yo identificaré que es lo que estoy queriendo,” lo cual significa tomar una decisión, “y entonces lograré la armonía vibracional con mi propia decisión”.
Cuando estamos despiertos o conscientes,irradiamos una señal literalmente, no tan diferente a la señal de radio, y el Universo acepta esa señal como su punto de atracción. Cada vez que estamos en paz y con la mente clara, estamos pulsando una vibración electrónica literalmente, y el Universo entero está aceptando esa vibración electrónica como su punto de atracción y está emparejándolo con otras cosas que son como ella.

Lo que a menudo pasa sin darnos cuenta es que nos contradecimos o lo que es peor no nos creemos dignos de ser felices, de tener paz o de tener todo cuanto deseemos. Así es que nuestras palabras están vacías y carentes de significado mientras que a menudo nuestras señales están realmente en oposición directa a la misma cosa que estamos diciendo que queremos.

Cada momento estás pulsando una vibración, y el Universo entero está aceptando eso como tu punto de atracción y está empatándolo con cosas similares.
Deberiamos mantener en la mente una frase durante los próximos días, “Armonía Vibracional”. Es una manera más fácil de hablar sobre la Ley de Atracción. En otras palabras, aquello que es como uno, es atraído hacia uno”. Así es que cuando yo me armonizo vibracionalmente con la vibración de mi propio deseo, no hay ninguna contradicción. Entonces, no hay resistencia. La Energía es pura. Y cuando eso pasa, el Universo debe entregarme aquello que está en armonía vibracional con mi deseo, mi decisión y mi punto de atracción.

La mayoría de las personas no logran terminar una frase entera sin contradecir su deseo. Dicen cosas como, “Quiero más dinero. Estoy tan cansado de luchar”. Por ejemplo, cuando decimos, “Yo quiero un nuevo coche rojo”, el Universo responde a la vibración de ese deseo. El problema es que enseguida añadimos, “Pero es demasiado caro”, y el Universo también responde a esa vibración. Así es que ahora tenemos al Universo respondiendo a dos vibraciones contradictorias, y entonces nada cambia para nosotros.

Debemos "Purificar nuestra Vibración" y esto significa simplemente lograr que la vibración se enfoque en una sola dirección. Una vez hayamos identificado lo que queremos, entonces nuestro trabajo es ofrecer una vibración que armonice con eso –y podemos saber si ya alcanzamos la armonía vibracional o no por la forma en que nos sentimos–. Cuando decimos, “Yo quiero un nuevo coche rojo porque el mío es una porquería y no sirve”, ¿puedes sentir la contradicción en las vibraciones? Lo que estamos enfocando no está en armonía vibracional con lo que queremos.

Decimos, “Oh, es demasiado caro”, “Oh, yo no sé lo que voy a hacer”, “Oh, soy tan infeliz…” En otras palabras, aunque estemos usando la palabra “quiero,” nuestra vibración no está en armonía con querer. Nuestra vibración está en armonía con falta, con necesidad, con no tener lo que queremos. Mientras hacemos esto, si prestamos atención a la manera en que nos sentimos, podremos advertir la desarmonía en la vibración.

Si nos damos cuenta de ello, podemos suavizar esto diciendo cosas como “Bien, yo no sé cómo va a venir pero yo creo que llegará”. Esa vibración es un poco mejor. O, “Yo veo a muchas personas con coches nuevos y muchos de ellos están en la misma situación que yo, así es que yo sé que debe haber una manera”. Ése es un mejor emparejamiento vibracional. Podemos saber lo que estamos haciendo con nuestra alineación vibracional por la forma en que nos sentimos.

Una vez hemos identificado lo que queremos, entonces nuestro trabajo es ofrecer una vibración que empate con ello –y tú puedes saber a través de lo que estás sintiendo si estás emparejando esa vibración o no.
Debemos reconocer cómo estamos vibrando, porque en cada momento, todo lo que está viniendo hacia nosotros está llegando en respuesta a nuestra señal vibratoria — todas y cada una de las cosas.

La razón por la que la mayoría de las personas no hacen un trabajo muy consistente para emparejar la vibración de su propio deseo, es porque la mayoría de las personas son observadores muy obstinados.
La cosa más importante que debemos saber y recordar es que nada ni nadie puede negarnos nuestros deseos. Sólo nosotros mismos podemos negar nuestros propios deseos a través de una vibración contradictoria. En otras palabras, nadie nos ha mantenido alejados alguna vez de algo. Nadie está impidiéndonos ser ricos y famosos. Nadie nos está impidiendo estar bien. Nadie más que nosotros mismos. Y la razón por la cual lo hacemos es porque pensamos cosas que nos llevan a ofrecer una señal vibracional de salida que no empareja con la vibración de nuestro propio deseo.

Quienes son predominantemente observadores, lo cual nos incluye a la mayoría de los humanos, crecen en tiempos buenos, pero sufren en tiempos malos, porque lo que observamos se refleja en nuestra vibración. El Universo acepta esa vibración como nuestro punto de atracción y nos empata con otras cosas como esas, y entonces tenemos más cosas qué observar que causan que pensemos más de cierta manera vibracional que el Universo acepta como nuestro punto de atracción y nos da más de lo mismo.

Así es como lo bueno se pone mejor y lo malo se pone peor. Pero cuando aprendemos a visualizar en vez de observar… la cosa cambia. Un visualizador crece en todas las circunstancias –porque un visionario es el que aprende a fluir con la Energía debido a su decisión, y no dejándose arrastrar por la deriva.


La cosa más importante que debemos recordar siempre es que nadie, ni nada, puede negarnos nuestros deseos. Sólo tú mismo puedes negar tu propio deseo a través de una vibración contradictoria. En otras palabras, nadie te ha mantenido alejado alguna vez de algo.
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viernes, 18 de diciembre de 2009

ESPIRITUALIDAD EN TODO



Un grupo de devotos invitó a un maestro de meditación a la casa de uno de ellos para que los instruyera. El maestro dijo que debían esforzarse por liberarse de reaccionar en demasía frente a los hechos de la vida diaria, por lograr una actitud de reverencia, y por adquirir la práctica regular de un método de meditación que, a su vez, les explicó en detalle.
El objetivo era darse cuenta de que la vida espiritual debe estar presente en todo. Es estar conscientes de esto no sólo durante el período de meditación, sino constantemente, en lo cotidiano. El proceso es como llenar un colador con agua. El maestro hizo una reverencia ante ellos y partió.
El pequeño grupo se despidió de él y luego uno de ellos se dirigió a los demás, echando chispas de frustración: ¡Lo que nos dijo es como decirnos que nunca podremos lograrlo!

- ¡Llenar un colador con agua! Eso es lo que ocurre, ¿no? Al menos para mí. Escucho un sermón, rezo, leo algún libro sagrado, ayudo a mis vecinos con sus niños y ofrezco el mérito a Dios, o algo por el estilo y después me siento elevado. Mi carácter mejora durante un tiempo… no me siento tan impaciente, ni hago tantos comentarios sobre otras personas. Pero pronto el efecto se disipa y soy el mismo que antes. Es como agua en un colador, por supuesto. Y ahora él nos dice que eso es todo.
Siguieron reflexionando sobre la imagen del colador sin lograr ninguna solución que los satisfaciera a todos.

Algunos pensaron que el maestro les decía que las personas como ellos en este mundo sólo podían aspirar a una elevación transitoria, otros creyeron que el maestro simplemente les estaba tomando el pelo. Otros pensaron que tal vez se estaría refiriendo a algo en los clásicos que suponía que ellos sabían… buscaron, entonces, referencias sobre un colador en la literatura clásica, sin ningún éxito.
Con el tiempo, el interés de todos se desvaneció, excepto el de una mujer que decidió ir a ver al maestro. El maestro le dio un colador y un tazón, y fueron juntos a una playa cercana. Se pararon sobre una roca rodeados por las olas.

- Muéstrame cómo llenas un colador con agua. -Le dijo el maestro
Ella se inclinó, tomó el colador en una mano y comenzó a llenarlo con el tazón.
El agua apenas llegaba a cubrir la base del colador y luego se filtraba a través de los agujeros.

- Con la práctica espiritual sucede lo mismo -dijo el maestro - Mientras uno permanece de pie en la roca de la personalidad e intenta llenarse con cucharadas de conciencia espiritual. No es ése el modo de llenar un colador con agua, ni nuestra esencia con vida espiritual.

- Entonces, ¿cómo se hace? -preguntó la mujer.
El maestro tomó el colador en sus manos y lo arrojó lejos al mar. El colador flotó unos instantes y después se hundió.

- Ahora está lleno de agua y así permanecerá -dijo el maestro. -Ese es el modo de llenar un colador con agua y es el modo de realizar la práctica espiritual. No se logra vertiendo pequeñas dosis de vida espiritual en la individualidad, sino arrojando la individualidad dentro del mar de la vida espiritual.
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jueves, 17 de diciembre de 2009

LIBERA TU MENTE




Para liberarte de tu mente empieza por escuchar la voz que habla dentro tu cabeza, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.

Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.
Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

Cuando escuchas el pensamiento, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.

Con la práctica, la sensación de quietud y de paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.

En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.
A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura. En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes. Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad». Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú.

En lugar de "observar al pensador", también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.
Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.

En tu vida cotidiana puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.

Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.

O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.

O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.

Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.

El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.

Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.
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martes, 15 de diciembre de 2009

MUJER SABIA




Dicen que a cierta edad las mujeres nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes. Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi existencia como ahora.

Descubrí que no soy una princesa de cuento de hadas, descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas. Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás. Y a pesar de ello.... ¡quererme mucho!

Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui... sonrío a la que ahora soy.... Me alegro del camino andado, asumo mis contradicciones. Siento que debo saludar a la joven que fui con cariño, pero dejarla a un lado porque ahora me estorba. Su mundo de ilusiones y fantasía, ya no me interesa.

¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección!
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras los sueños!
"La vida es tan corta y el oficio de vivirla es tan difícil, que cuando uno comienza a aprenderlo, ya hay que morirse."
UNA MUJER SABIA ACEPTA ESO
Y MUCHO MÁS...
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viernes, 11 de diciembre de 2009

BUENA SUERTE, MALA SUERTE



En una aldea de China vivía un campesino con su familia. Una noche hubo una tormenta muy grande y cayó un rayo que destrozó la cerca que guardaba la granja, por ese motivo el único caballo que tenia el campesino se escapó. A la mañana siguiente llegaron sus vecinos y todos le decían; el único caballo que tenias y se ha escapado, ahora no podrás arar la tierra y te morirás de hambre, ¡que mala suerte has tenido!

El campesino bajaba la cabeza y decía; mala suerte, buena suerte, ¿quien sabe?.. Pasaron unos días y una mañana el campesino vio como su caballo volvía pero no volvía solo traía con el a una potrilla salvaje. El campesino se alegro mucho , a la mañana siguiente llegaron sus vecinos y todos le decían… ha vuelto tu caballo y encima trae consigo una potrilla, ahora tendrás potrillos y podrás venderlos te harás un hombre rico ¡que buena suerte has tenido!

El campesino bajaba la cabeza y decía, buena suerte , mala suerte, quien sabe, Un día el hijo del campesino quiso domar a la potrilla pero como era salvaje dio un salto y tiro al muchacho , del golpe el hijo del campesino se quedo cojo, los vecinos fueron a visitarle y le decían, que pena, el único hijo que tienes y se ha quedado cojo, que mala suerte has tenido!

El campesino bajaba la cabeza y decía; buena suerte , mala suerte, ¿quien sabe? En ese tiempo llegaron malas noticias a la aldea, todos los muchachos tenían que ir a la guerra, el hijo del campesino no pudo ir porque era cojo, un día volvieron los vecinos y todos le decían . Todos nuestros hijos han muerto en la guerra, tu hijo es el único que se ha salvado por no poder ir a causa de su cojera, ¡que buena suerte has tenido! Y el campesino bajando la cabeza contestaba: buena suerte, mala suerte, quien sabe???....

La moraleja de este antiguo consejo chino es:
"La vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana.
Todo tiene una razón de ser, solo necesitas saber distinguir lo pasajero de lo definitivo. Y dirás; ¿Qué es lo pasajero?- Pues lo inevitable . ¿que es lo definitivo? –las lecciones de lo inevitable." Ante lo inevitable, algunos se quedan descorazonados, otros, sin embargo, se hacen mas fuertes y los mas sabios aprenden."
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jueves, 10 de diciembre de 2009

DHARMA



Es la responsabilidad esencial que cada uno le debe a la sociedad de seres sensibles dentro de la que nace, al medio ambiente y por último, a nuestro "Ser" interior más alto.

El Dharma es lo que le debemos a la vida, la vida no nos debe nada, ya que ¡nos ha regalado la vida misma! Somos nosotros los que estamos comprometidos con ella con la finalidad de favorecer la evolución del grupo y el desarrollo personal por el solo acto de estar vivos.

Al hablar de numerología, se dice, que al momento de nacer se nos da un Dharma, esto tiene que ver con la fecha de nuestro nacimiento, podríamos decir que es la misión que nos ha sido encomendada. Si no aprendemos a escuchar nuestro interior, y no actuamos acorde con nuestra esencia, estaremos dentro de una vida de sufrimiento y dolor, esto es señal de que no estamos cumpliendo nuestra misión. No hay mayor tristeza que no seguir la voz de nuestro corazón, seguir nuestro Swadharma.

El Swadharma es el camino a la alegría y la felicidad. Tiene que ver con la tendencia psíquica individual o naturaleza, y sus necesidades para el crecimiento.

Es muy común criticar los defectos de los demás y que no podamos ver los nuestros, Cristo nos decía: "Como puedes ver la paja en el ojo ajeno y no puedes ver la viga que hay en tu ojo", ya que la "paja" que criticamos es la misma "viga" que no vemos, es decir, cuando nos molesta algo de alguna persona, cuando criticamos su forma de ser o conducirse, debemos detenernos a analizar si este defecto no lo tenemos nosotros, por lo general sucede un fenómeno de proyección en donde vemos nuestros defectos proyectados en la gente con la que convivimos, es como una advertencia, una señal, es la forma más directa que tenemos de vernos a nosotros mismos y corregir lo que haya que corregir.

Por eso es mejor no malgastar nuestra energía juzgando y criticando a los demás y emplearla mejor en ordenar nuestra vida, superar nuestros defectos, acrecentar nuestras virtudes para continuar en nuestro proceso evolutivo ¡eso ya es suficiente trabajo!.
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miércoles, 9 de diciembre de 2009

MENTE VIEJA, MENTE NUEVA



En nuestra cultura materialista, el mundo externo es de primordial importancia. Aunque podemos de algún modo controlar nuestras circunstancias externas, nos damos cuenta de que este control es limitado; que existen aspectos de la vida que no podemos cambiar – el pago de los impuestos, la conducta de nuestros hijos, la vejez, etc. Ya que no podemos evitar que nos ocurran cosas que no desearíamos, el razonamiento concluye que somos víctimas de la vida o tontas criaturas que luchan con poder limitado una batalla perdida contra la naturaleza.

Nos han enseñado que estamos capturados por las circunstancias y que la realidad externa tiene la última palabra sobre quiénes somos, cómo nos sentimos, qué pensamos y qué es posible.

Como la mayoría de nuestras creencias fundamentales, esta versión de la realidad parece cierta.

Pero ¿es acaso TODA la verdad?

Podemos ver la realidad desde diferentes ángulos, de modo que podemos elegir cómo responder a los eventos. Tendemos a olvidar que la mente es flexible, permitiendo que la experiencia nos controle: si nos pinchamos la piel sangraremos, si gastamos todo nuestro dinero estaremos quebrados… pero cuando nos suceden cosas desagradables, ¿tenemos que sentirnos completamente deprimidos?

Cuando nos sucede algo, respondemos de una forma habitual y específica. El Ego tiende a considerarnos como algo determinado, y sin embargo tenemos la capacidad de decidir cómo queremos vivir, y de utilizar las circunstancias cambiantes para beneficiarnos a nosotros y al mundo; si nos tomamos el tiempo de conocer a nuestra mente y cómo determina nuestra calidad de vida.

Es la mente, el Ego, más que cualquier otra circunstancia externa quién crea nuestro sufrimiento. Muchas veces utilizamos las circunstancias para suspender nuestro trabajo interior cuando podríamos utilizarlas como una oportunidad para, concientemente, descubrir la sanación en momentos difíciles. Aprendiendo a retirarnos del temor de nuestro Ego hacia la perspectiva del Alma y separando el dolor de nuestra reacción frente a él, podremos reducir nuestro sufrimiento un poco más.

No son los hechos los que crean el sufrimiento, sino el modo en que la mente lidia con ellos el que lo provoca. Por ejemplo, he notado una epidemia de “si tan sólo...” Es un auto-sabotage, reteniéndonos en una trampa de nostalgias, aferrándonos a lo que podría haber sido, incapaces de permanecer en el momento presente.

Si nos aquietamos y atendemos nuestro interior, descubriremos cuán vitalizante puede ser utilizar nuestra mente en formas que nos liberan de las trampas del pasado.

Uno de los métodos más simples que conozco para trabajar con la mente es la meditación de la atención.
Esta técnica deriva de la tradición budista, sin embargo no es necesario ser budista para beneficiarnos con sus resultados ni requiere cierta fe, devoción religiosa ni conocimientos metafísicos de ningún tipo.

La meditación de la atención simplemente nos invita a reconocer nuestra mente, utilizando la respiración como el objeto de atención. Esta práctica nos ayuda a mover de lugar el Ego, y a comenzar a vivir desde la perspectiva del Alma.
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lunes, 7 de diciembre de 2009

LOS TRES NIVELES EL SER




Habitualmente nos contactamos con el mundo desde nuestro Ego: yo primero. El dominio del Ego incluye todo aquello que experimentamos como “nosotros mismos” en el plano psico-físico: el cuerpo, la personalidad, fama, reputación, posesiones, emociones y las estructuras conceptuales o creencias que nuestra mente desarrolla para ayudarnos a funcionar. El Ego, utilizando el famoso dicho de Descartes, está hecho de lo “que pensamos” que somos: un cuerpo-mente de cierta edad, con ciertos gustos, deseos, opiniones. En el mundo, este Ego sólo puede registrar otros Egos, separados, seres sintientes, y utiliza como sistema de operación sólo aquello que la ciencia es capaz de explicar y con la computadora cerebral como único vehículo.

Pero, el Ego es una pequeñísima cosa en el mar de a Conciencia, Más allá del Ego encontramos el Alma.

El Alma está aquí para aprender.
Y la vida y todas las inevitables dificultades son la primera lección con que cuenta.
Para qué todo este aprendizaje? Para el futuro, por supuesto. La paz mental después. Mucho después. Aunque sé que esto podrá causar algunos problemas, lo diré de todos modos: El Alma trasciende la muerte y reencarna. Eso es en lo que yo creo. Estamos aprendiendo para transformarnos eventualmente en Budas, alcanzar el Cielo, unirnos con lo Divino. Estar aquí cincuenta u ochenta años sólo para terminar aniquilados al final no tiene sentido. Nada en el universo es tan ineficiente como eso. Tenemos que estar aquí para aprender; sino nuestras dificultades no tendrían ningún sentido.
Para el Ego, el sentido de nuestra existencia pasa por los roles que desempeñamos y las posiciones que ocupamos.

Para el Alma, el sentido es el aprendizaje.
Cuando expandimos nuestra auto imagen para incluir el Alma, notamos que se produce un cambio en nuestra conciencia personal; una liberación del pequeño y egótico Yo a un contexto más abarcador. Desde esta perspectiva del Alma, podemos observar nuestros Egos desde afuera. Esto nos permite observar a nuestra mente y cuerpo de forma sorprendente y novedosa, como si las puertas del Yo se abrieran y pudiéramos finalmente salir, disfrutar del paisaje, y poner una necesaria distancia entre aquello que somos (desde la perspectiva el Alma) y el sufrimiento que experimentamos en el nivel del cuerpo y la mente.

Así, con la práctica, podremos disfrutar de la increíble sanación que implica reconocernos también como seres espirituales.

Pero, así como la ola no es el océano, el Alma no representa la completa extensión de la conciencia. Más allá del nivel del Alma, encontramos el fundamento mismo del Ser, al que he denominado Conciencia (con mayúscula).

El nivel del Ego está contenido por el nivel del Alma; y el del Alma lo está por el de la Conciencia. La Conciencia no tiene límites externos, es eterna e infinita. Hay muchas palabras para describir este dominio omnipresente: Dios, Brahma, Lo Sin Nombre, Lo Sin Forma, Lo Inmanifiesto, Lo Absoluto. El Ego y el Alma son partes inherentes de la conciencia, así como la Conciencia es la esencia misma de aquello que somos. Este salto del Yo a la Conciencia es un paso difícil para el Ego, sin embargo, significa la unión mística experimentada por los santos y descripta por poetas, en donde el Yo separado queda atrás y se disuelve en Dios, retornando al hogar, hacia aquello que de verdad somos.

La Conciencia, Dios, como quiera llamarse, está más allá del tiempo y de los conceptos. Este es el fundamento del Ser. Las Almas surgen de la Conciencia como pequeñas big bangs”. La relación del Alma con la Conciencia es como la de un niño con su madre. La clara luz de la Conciencia es el lugar adonde el Alma anhela retornar. El viaje del alma es madurar hacia el encuentro con Dios.

Hay un maravilloso ejercicio para entrar en el plano de la Conciencia. Se realiza acostado boca arriba, observando el cielo, y viendo las nubes pasar. Luego de un rato, comienzas a sentir que el cielo representa la Conciencia. Te puedes identificar con él. Las nubes serían los fenómenos que emergen en tu mente y cuerpo – deseos, temores, imágenes, sonidos, olores, todo. El cielo no presta atención a las nubes que pasan. Simplemente se mantiene abierto.

Los que se requiere, es el simple conocimiento de que somos más que nuestros cuerpos y mentes. Que el Ego sea sólo un fragmento de quiénes somos realmente, es shockeante para el sistema al principio. Pero una vez que comienzas a experimentar la conciencia del Alma en la vida cotidiana, descubrirás que ofrece un gran alivio para el dolor, el temor a las pérdidas, el enojo y otros estados mentales difíciles. También te permite dar un paso atrás y observar quién eres, con sabiduría y espaciosidad. Esta práctica requiere humildad y paciencia.

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miércoles, 2 de diciembre de 2009

ACUERDOS ENTRE ALMAS




Con cada persona que forma parte de nuestra vida establecemos un acuerdo de almas. Esto significa que mucho tiempo atrás, en el reino de las almas, prometimos tener un encuentro especial, compartir la vida, modelar la experiencia, completar otra alma, al unirnos con ella en esta vida terrenal. Los acuerdos entre las almas son compromisos para el crecimiento del alma en conjunción con otra. De esta manera, emprendemos el viaje hacia un estado de conciencia y apertura total que los místicos denominan "iluminación".

Estos compromisos son el motivo por el cual, en ocaciones, sentimos una extraña conexión con otra persona; otras veces no entendemos que alguien con carácter difícil forme parte de nuestra vida, o nos preguntamos simplemente por qué recorremos la vida junto a alguien, como si existiera un acuerdo tácito que a su vez puede terminarse abruptamente.

Como miembros de esta comunidad de almas reunidas en la vida sobre la Tierra, hemos acordado no sólo recordar a los demás sobre el estado puro original, sino también realizar todo lo posible dentro de la existencia humana, infinitamente cambiante, con el fin de asegurar el
crecimiento de nuestra propia alma y la de los demás.

Algunas personas vienen al mundo para ser bellas y fuertes, otras para ser complicadas o raras ; algunas para morir jóvenes y enseñarnos a través de la desolación de tan terrible pérdida; otras, para vivir muchos años e instruírnos mediante su sabiduría.

Sin embargo, no importa cual sea nuestro rol: todos formamos parte de este gran destino espiritual que principalmente consisite en recordar nuestra esencia eterna y dirigir nuestros actos hacia la unión final.

Es así que cada persona que conocemos, en situaciones buenas o terribles, breves o duraderas y cada relación de la que formamos parte representan una pequeña escena en el eterno conjunto humano, cuyo fin es el desarrollo del alma.

Al advertir esto, uno podrá asombrarse y comprender que cada persona presente en nuestra vida tiene un importante propósito: el de entrar en contacto con nuestra alma y hacerla crecer; que cada relación existe para agudizar la conciencia de nuestra alma.

Así, ya nadie nos resulta extraño, ninguna relación puede verse como un error o un fracaso. A la luz del espíritu, comprendemos que estamos cumpliendo nuestro rol, en miras a la realización, de un plan perfecto y eterno.
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lunes, 30 de noviembre de 2009

USO Y RENUNCIA DE LA NEGATIVIDAD



Toda resistencia interna se experimenta como negatividad de uno u otro tipo. Toda negatividad es resistencia. En este contexto, ambas palabras son casi sinónimas.
La negatividad va desde la irritación o la impaciencia hasta la ira encendida, desde el estado de depresión anímica o resentimiento hasta la desesperación suicida. A veces la resistencia activa el cuerpo-dolor emocional y, en tal caso, cualquier roce sin importancia puede producir una intensa negatividad en forma de ira, depresión o una pena muy honda.
El ego cree que puede manipular la realidad mediante la negatividad y conseguir lo que quiere.
Cree que la negatividad le permite atraer un estado agradable o disolver un estado desagradable.
Si «tú» —la mente— no creyeras que la negatividad funciona, ¿para qué habrías de crearla? La cuestión es que, de hecho, la negatividad no funciona. En lugar de atraer un estado deseable, más bien le impide emerger. En lugar de disolver un estado indeseable, lo mantiene en su lugar. La única «utilidad» de la negatividad es fortalecer el ego, y por eso al ego le encanta.
Cuando estás identificado con una emoción negativa no quieres soltarla, y en algún profundo nivel inconsciente no deseas un cambio para mejor porque pondría en peligro tu identidad de persona deprimida, enfadada o maltratada. Entonces ignorarás, negarás o sabotearás lo positivo de tu vida. Éste es un fenómeno bastante común. Y una locura.

OBSERVA CUALQUIER PLANTA O ANIMAL Y PERMITE QUE TE ENSEÑE A ACEPTAR LO QUE ES, a rendirte al ahora.
Deja que te enseñe a Ser. Deja que te enseñe integridad, qué significa ser uno mismo, ser real.
Deja que te enseñe a vivir y a morir, y a no hacer un problema de la vida y de la muerte.
Las emociones negativas recurrentes contienen a veces un mensaje, como también lo contienen las enfermedades. Pero cualquier cambio que introduzcas, tanto si tiene que ver con tu trabajo como si afecta a tus relaciones o a tu entorno, será superficial a menos que surja de un cambio en tu nivel de conciencia. Y en cuanto a eso sólo puedo aconsejarte una cosa: mantente más presente. Cuando hayas alcanzado cierto grado de presencia, ya no necesitarás que la negatividad te indique qué necesita tu situación de vida.
Pero mientras la negatividad esté ahí, úsala. Úsala como recordatorio de que has de estar más presente.

Cuando sientas surgir la negatividad en tu interior, tanto si está causada por algo externo como si está provocada por un pensamiento o por nada concreto de lo que seas consciente, considérala una voz que te dice: «Atención. Aquí y ahora. Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente.»
Hasta la más leve irritación es significativa y tiene que ser reconocida y registrada para que no haya una acumulación de reacciones no observadas.
Es posible que al darte cuenta de que no quieres tener ese campo energético negativo en tu interior, de que no tiene ningún propósito, simplemente renuncies a él. Pero, si es así, asegúrate de soltarlo completamente. Si no puedes hacerlo, acepta que está ahí y lleva tu atención a la sensación.

COMO ALTERNATIVA, PUEDES HACER DESAPARECER LA EMOCIÓN NEGATIVA imaginándote que te has vuelto transparente a la causa externa de esa reacción.
Te recomiendo que al principio lo practiques con cosas pequeñas, incluso triviales. Digamos que estás tranquilamente sentado en tu casa. De repente oyes el sonido penetrante de una alarma de automóvil que suena en la calle. Surge la irritación. ¿Qué propósito tiene esa irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la has creado? No la has creado, la ha creado tu mente. Ha sido una reacción totalmente automática, totalmente inconsciente.
¿Por qué la ha creado la mente? Porque cree inconscientemente que esa resistencia, que tú experimentas como negatividad o infelicidad, disolverá en cierto modo la situación indeseable. Esto, evidentemente, es una ilusión. La resistencia creada por la reacción —la irritación o el enfado, en este caso— es mucho más molesta que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en una práctica espiritual.

SIÉNTETE COMO SI TE ESTUVIESES VOLVIENDO TRANSPARENTE, por así decirlo; como si no tuvieras la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el ruido, o cualquiera que sea la causa de la reacción negativa, te atraviese. Ya no golpea con una «pared» sólida en tu interior.
Como he dicho, al principio es mejor practicar con cosas pequeñas: la alarma del coche, el ladrido del perro, los gritos de los niños, el atasco de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de ti, golpeado constantemente por cosas «que no deberían estar ocurriendo», deja que todo te atraviese.
Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de molestarte. En lugar de caer en la reacción inconsciente y en la negatividad, en lugar de atacar, ponerte a la defensiva o retirarte, deja que las palabras te atraviesen limpiamente. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera nadie que pudiera sentirse herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves invulnerable.
Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es inaceptable, si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar tu estado interno. Entonces eres dueño de ti mismo, no estás bajo el poder de otra persona, y tampoco te dejas controlar por tu mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de una persona grosera, de una inundación, un terremoto o de la pérdida de todas tus posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.

Sigues buscando fuera y no puedes dejar de buscar. Quizás el próximo curso tengas la respuesta; quizás esa nueva técnica. A ti, personalmente, te digo:
NO BUSQUES LA PAZ. No busques ningún estado diferente del que tienes; así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes.
Perdónate por no estar en paz. En el momento en que aceptas completamente tu falta de paz, la no-paz se transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, al estado de paz. Éste es el milagro de la rendición.
Cuando aceptas lo que es, cada momento es el mejor. Eso es la iluminación.

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viernes, 27 de noviembre de 2009

EL PODER DE LA PALABRA




¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear. Son un don que proviene directamente de Dios. En la Biblia, el Evangelio de San Juan empieza diciendo: «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». Mediante las palabras expresas tu poder creativo, lo revelas todo. Independientemente de la lengua que hables, tu intención se pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras. Son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia. Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea. Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, que crea un infierno en vida. El otro es la impecabilidad de las palabras, que sólo engendrará belleza, amor y el cielo en la tierra. Según cómo las utilices, las palabras te liberarán o te esclavizarán aún más de lo que imaginas. Toda la magia que posees se basa en tus palabras. Son pura magia, y si las utilizas mal, se convierten en magia negra.

Esta magia es tan poderosa, que una sola palabra puede cambiar una vida o destruir a millones de personas. Hace años, en Alemania, mediante el uso de las palabras, un hombre manipuló a un país entero de gente muy inteligente. Los llevó a una guerra mundial sólo con el poder de sus palabras. La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento y éste crece. Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente y prepararla para recibir las semillas del amor.

Todo ser humano es un mago, y por medio de las palabras, puede hechizar a alguien o liberarlo de un hechizo. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones. Por ejemplo, me encuentro con un amigo y le doy una opinión que se me acaba de ocurrir. Le digo: «¡Mmmm! Veo en tu cara el color de los que acaban teniendo cáncer». Si escucha esas palabras y está de acuerdo, desarrollará un cáncer en menos de un año. Ese es el poder de las palabras.

Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus opiniones.

Este acuerdo es muy difícil de romper y es posible que te lleve a realizar muchas cosas con el único fin de convencerte de que realmente eres estúpido. Puede que hagas algo y te digas a ti mismo: «Me gustaría ser inteligente, pero debo de ser estúpido, porque si no lo fuera, no habría hecho esto». La mente se mueve en cientos de direcciones diferentes y podríamos pasarnos días enteros atrapados únicamente por la creencia en nuestra propia estupidez. Pero un día alguien capta tu atención y con palabras te hace saber que no eres estúpido. Crees lo que esa persona dice y llegas a un nuevo acuerdo. Y el resultado es que dejas de sentirte o de actuar como un estúpido. Se ha roto todo el hechizo sólo con la fuerza de las palabras. Y a la inversa, si crees que eres estúpido y alguien capta tu atención y te dice: «Sí, realmente eres la persona más estúpida que jamás he conocido», el acuerdo se verá reforzado y se volverá todavía más firme.

Veamos ahora lo que significa la palabra «impecabilidad» . Significa «sin pecado». «Impecable» proviene del latín pecatus, que quiere decir «pecado». El im significa «sin», de modo que «impecable» quiere decir «sin pecado». Las religiones hablan del pecado y de los pecadores, pero entendamos qué significa realmente pecar. Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas, creas o digas que vaya contra ti es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa. No pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte. Desde este punto de vista, todo el concepto de pecado deja de ser algo moral o religioso para convertirse en una cuestión de puro sentido común. El pecado empieza con el rechazo de uno mismo. El mayor pecado que cometes es rechazarte a ti mismo. En términos religiosos, el autorrechazo es un «pecado mortal», es decir que te conduce a la muerte. En cambio, la impecabilidad te conduce a la vida.

Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Si te veo en la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por lo tanto, si me enfurezco y con mis palabras te envío todo mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.

Si me amo a mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú me amarás. Si te insulto, me insultarás. Si siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo, tú lo serás conmigo. Si utilizó mis palabras para hechizarte, tú emplearás las tuyas para hechizarme a mí.

Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y del amor por ti mismo. Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior.

En el infierno, el poder de las palabras se emplea de un modo totalmente erróneo. Las usamos para maldecir, para culpar, para reprochar, para destruir. También las utilizamos correctamente, por supuesto, pero no lo hacemos muy a menudo. Por lo general, empleamos las palabras para propagar nuestro veneno personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio. Las palabras son pura magia -el don más poderoso que tenemos como seres humanos- y las utilizamos contra nosotros mismos. Las usamos para fomentar el odio entre diferentes personas, entre las familias, entre las naciones… Hacemos un mal uso de las palabras con gran frecuencia, y así es como creamos y perpetuamos el sueño del infierno. Con el uso erróneo de las palabras, nos perjudicamos los unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en un estado de miedo y duda. Dado que las palabras son la magia que poseemos los seres humanos y su uso equivocado es magia negra, utilizamos la magia negra constantemente sin tener la menor idea de ello.

Considera las relaciones humanas diarias, e imagínate cuántas veces nos lanzamos hechizos los unos a los otros con nuestras palabras. Con el tiempo, esto se ha convertido en la peor forma de magia negra: son los chismes. Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno. Aprendimos a contar chismes por acuerdo. De niños, escuchábamos a los adultos que nos rodeaban chismorrear sin parar y expresar abiertamente su opinión sobre otras personas. Incluso opinaban sobre gente a la que no conocían. Mediante esas opiniones, transferían su veneno emocional, y nosotros aprendimos que ésta era la manera normal de comunicarse.

Si somos impecables con nuestras palabras, cualquier veneno emocional acabará por desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones personales. Es la manera que utilizamos para sentirnos cerca de otras personas, porque ver que alguien se siente tan mal como nosotros, nos hace sentir mejor.

La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad frente a cualquier persona que te lance un hechizo. Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella. Cuando eres impecable con tus palabras, tu mente deja de ser un campo fértil para las palabras que surgen de la magia negra, pero sí lo es para las que surgen del amor. Puedes medir la impecabilidad de tus palabras a partir de tu nivel de autoestima. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente proporcional a la calidad e integridad de tus palabras. Cuando eres impecable con tus palabras, te sientes bien, eres feliz y estás en paz.
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martes, 24 de noviembre de 2009

REFLEXIONES



1. Escucha la sabiduría de tu cuerpo, que se expresa por señales de comodidad e incomodidad. Cuando elijas cierta conducta, pregunta a tu cuerpo que siente al respecto. Si tu cuerpo envía una señal de inquietud física o emocional, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de comodidad y anhelo, procede.

2. Vive en el presente, que es el único momento que tienes. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora; busca la plenitud en todo momento. Acepta lo que viene a ti total y completamente para que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego déjalo pasar. El presente es como debe ser. Refleja infinitas leyes de la Naturaleza que te han traído hasta este pensamiento exacto, esta reacción física precisa. Este momento es como es porque el Universo es como es. No luches contra el infinito esquema de las cosas; por el contrario, sé uno con él.

3. Dedica tiempo al silencio, a meditar, a acallar el diálogo interior. En momentos de silencio, cobra conciencia de que estás recontactándote con tu fuente de conciencia pura. Presta atención a tu vida interior para que puedas guiarte por tu intuición, antes que por interpretaciones impuestas desde fuera sobre lo que conviene o no te conviene.

4. Renuncia a tu necesidad de aprobación externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al comprender esto se logra una gran libertad.

5. Cuando te descubras reaccionando con enojo u oposición ante cualquier persona o circunstancia, recuerda que sólo estás luchando contigo mismo. Presentar resistencia es la reacción de las defensas creadas por viejos sufrimientos. Cuando renuncies a ese enojo te curarás y cooperarás con el flujo del universo.

6. Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior . Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución. El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.

7. Libérate de la carga de los juicios. Al juzgar impones el bien y el mal a situaciones que simplemente son. Todo se puede entender y perdonar, pero cuando juzgas te apartas de la comprensión y anulas el proceso de aprender a amar. Al juzgar a otros reflejas tu falta de autoaceptación. Recuerda que cada persona a la que perdones aumenta tu amor a ti mismo.

8. No contamines tu cuerpo con toxinas, ya sea por la comida, la bebida o por emociones tóxicas. Tu cuerpo no es sólo un sistema de mantenimiento de la vida. Es el vehículo que te llevará en el viaje de tu evolución. La salud de cada célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del campo de la conciencia que eres tú.

9. Reemplaza la conducta que motiva el miedo por la conducta que motiva el amor. El miedo es un producto de la memoria, que mora en el pasado. Al recordar lo que nos hizo sufrir antes, dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el antiguo sufrimiento no se repita. Pero tratar de imponer el pasado al presente jamás acabará con la amenaza del sufrimiento. Eso sólo ocurre cuando encuentras la seguridad de tu propio ser, que es amor. Motivado por la verdad interior, puedes enfrentarte a cualquier amenaza, porque tu fuerza interior es invulnerable al miedo.

10. Comprende que el mundo físico es sólo el espejo de una inteligencia más profunda. La inteligencia es la organizadora invisible de toda la materia y toda la energía; como una parte de esta inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos. Como estás inseparablemente vinculado con el todo, no puedes permitirte el contaminar el aire y el agua del planeta. Pero en un plano más profundo, no puedes permitirte el vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una impresión en el campo total de la inteligencia. Vivir en equilibrio y pureza es el más elevado bien para ti y para la Tierra.”
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lunes, 23 de noviembre de 2009

CAUSA Y EFECTO




La Ley de Causa y Efecto es una ley de vida que muchas personas no tomamos en cuenta, y que es realmente la más importante para poder lograr buenos resultados en todos los aspectos de nuestra vida.

¿Cómo funciona la Ley de Causa y Efecto?
La Ley de Causa y Efecto es conocida también como Ley de Consecuencia, Retribución o Compensación. La Ley de Causa y Efecto es una ley que funciona perfectamente en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, tanto en pensamiento, palabra y acciones. Esto quiere decir que todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y ésta trae una consecuencia, positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el azar, la buena suerte o la mala suerte, sólo resultados.

Todos tenemos responsabilidades que cumplir que no debemos evadir, si las evadimos tendremos que hacer las correcciones pertinentes y mientras más las evadamos, más difícil y penosa será la corrección que debamos hacer,pues las consecuencias son ineludibles. Aún los actos aparentemente “insignificantes” pueden afectar a docenas y aún a cientos de personas y de esas consecuencias seremos directamente responsables, y la propia ley exigirá su pago, que no es otra cosa que el proceso de aprender a obrar bien.

Como somos aún seres evolucionantes e imperfectos, estamos expuestos a cometer errores. Un error cometido honradamente, con sincera intención de ser constructivo, tendrá por supuesto que ser corregido, pero la corrección será más severa si intentamos evadir nuestras responsabilidades o hacemos deliberadamente aquello que sabemos que está mal hecho sólo por satisfacer nuestros deseos personales.
Para ejemplificar sencillamente la mecánica de la Ley de Causa y Efecto, podemos decir que si solemos tener sentimientos negativos como la envidia, la codicia, o el rencor y solemos pensar en negativo con respecto a nuestras vidas y la de las demás personas, los resultados serán entonces negativos.

Y si por el contrario pensamos en positivo y luchamos para que cada día seamos mejores, entonces así lograremos resultados positivos.
Si cambias la calidad de tu pensamiento, cambiarás la calidad de tu vida. El cambio de tu experiencia exterior traerá consigo el cambio de tu experiencia interior.
Recogerás lo que has sembrado ya sea negativo o positivo. Ahora mismo lo estás haciendo.

Todo lo que eres o llegues a ser será el resultado de tu modo de pensar y de tu actitud. Tengamos en cuenta que el pensamiento es el arma más importante para lograr nuestros objetivos. Si deseamos a los demás buenas cosas, entonces estamos al mismo tiempo deseándonos buenas cosas para nosotros mismos.
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sábado, 21 de noviembre de 2009

LAS EXPERIENCIAS



Las experiencias dolorosas son pilares para marcarnos nuestra dirección. En vez de considerarlas como maldiciones o encrucijadas que afrontar, tómalas como llamadas de atención o correctores de curso por si nos salimos del camino. Y aún cuando hayas pasado a través de algo muy difícil, lo cual desearías jamás hubiese sucedido, la única cosa peor habría sido que siguieras siendo lo que eras antes de que sucediera…

¿Cual es la dirección correcta para ti? Es esta en la que estas ahora. Donde sea que estés, lo que sea que estés haciendo, estas en la posición perfecta para descubrir tu próximo paso. No importa lo que hagas, recibirás una respuesta por parte del Universo, respecto a cómo, aquello que haces, encaja con tus verdaderas intenciones.

Si te sientes bien, has aprendido, y si no te sientes bien, también has aprendido. Recuerda que todo esta bien como está. Las personas y las situaciones son piedras angulares en la evolucion de nuestra alma, ellos no son para toda la vida solo estan en nuestra vida para enseñarnos algo, a veces nos "fastidian" tan solo con el fin de que aprendamos a decir ¡NO!, o aprendamos a valorarnos. Cuando esto ocurra y aprendas la leccion que conlleva esa determinada relación, agradece y perdona...y ya está, ¡sigue tu camino! y no vuelvas a pensar lo mal que te lo hizo pasar esa persona...no te quedes con eso, solo con la lección, solo con el cambio que provoco en ti.

Lo que hagas es mucho menos importante que lo que aprendes. Todo lo que experimentas te lleva hacia el despertar.
La confianza es la clave. “Toma mucho aprendizaje entender que todas las cosas, eventos, encuentros y circunstancias nos ayudan.” Todo nos sirve. Si crees que alguna de tus experiencias esta fuera del plan para tu despertar, esto es solo porque aún te falta ver cómo esta pieza encaja en el rompecabezas. Cuando el momento sea el correcto, reconocerás la imagen en su totalidad.

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viernes, 20 de noviembre de 2009

PERDON Y RESENTIMIENTO



Perdonar es la elección consciente de abandonar el resentimiento. Es la decisión de integrar el dolor del pasado como aprendizaje para el futuro. Es el compromiso de vivir 100% en el presente, con la mente y el corazón abiertos, libre de la inercia del enfado no procesado.

El re-sentimiento, es volver a sentir el dolor original… una y otra vez. ¿Para qué? Bueno, parece que el resentimiento es muy útil. Nos sirve para lograr muchos beneficios de corto plazo:

El resentimiento nos sirve para afirmar que nosotros estamos en lo correcto, mientras que el otro está equivocado. Esta convicción nos permite sentirnos permanentemente agraviados por el otro y con una deuda a nuestro favor… siempre pendiente.

El resentimiento busca (y muchas veces logra) la simpatía de los amigos, porque solo mis amigos son capaces de ver todo el daño que el otro me ha hecho, toda la maldad que se esconde en su ser… y por contraste toda la bondad que rebosa mi alma.

El resentimiento nos da poder y control, permitiéndonos reforzar nuestra estima en una especie de causa de justicia, que en el fondo esconde nuestra decepción, inseguridad, dolor y temor.

El resentimiento nos permite evadir la situación y hacer sentir culpable al otro.

El resentimiento nos hace inocentes frente al problema, sin que nos demos cuenta del costo de impotencia y dolor que pagamos al darle todo el poder al otro.

El resentimiento me protege de un pasado que no quiero ver y que irremediablemente me ancla, me paraliza y me condena.

El resentimiento al final es una trampa disfrazada de justicia.

¿Y entonces? Podría olvidarme del tema y hacerme el leso (a) !! No es tan fácil. Pasa que cuando tenemos el juicio de que la otra persona “es” así y que “no hay caso”, que ni siquiera vale la pena pensar en el asunto, estamos simplemente oponiéndonos a las posibilidades de la vida y transformándolo en una resignación igualmente enfermiza. Una resignación que se puede repetir como modelo de vida y que nos lleva a una impotencia aún mayor.

Parece entonces, que el único camino digno y efectivo frente al resentimiento es el perdón. Pero no el perdón que absuelve al culpable, tampoco el perdón que finge que todo está bien, menos aún aquél perdón que alimenta mi aureola de superioridad y santidad, ni tampoco el perdón que abandona el reclamo. Estamos hablando de un perdón auténtico, maduro y que a quien más beneficia es a mi mismo. Se trata de perdonar para trascender las circunstancias y crecer en la libertad de una vida sin el peso de los asuntos pendientes.

Hablamos de un perdón que es una decisión que trasciende los miedos y las mezquindades, que se funda en la compasión como expresión del amor incondicional a la vida. Un perdón que es el proceso (nada fácil por cierto) de hacernos protagonistas y no víctimas, asumiendo la responsabilidad de nuestras emociones, sustituyendo la re-acción por la pro-acción. Un perdón que descansa en la aceptación incondicional del otro en su legitimidad, aun cuando no nos gusten sus comportamientos y aun cuando tomemos medidas para impedir que sus acciones nos hagan daño.

Este tipo de perdón es activo y creativo. “El perdón nace de la humildad y la compasión. Esas virtudes permiten que uno mantenga la paz aún en un estado de no saber, no compartir o no entender las acciones del otro. Dentro de esa paz profunda que trasciende y enmarca la reactividad superficial, es posible considerar las acciones hirientes de la otra persona al admitir que no sabemos sus razones, sus intereses, necesidades, temores y preocupaciones, ni tampoco las historias que condicionan su comportamiento. Pero sí sé que (al igual que yo) está haciendo lo mejor que puede según su propio “observador” y sus competencias para cuidarse. Puedo no estar de acuerdo con sus acciones pero puedo perdonar al actor, liberándonos a ambos del ciclo creciente de conflicto y resentimiento.”

El perdón, es la forma como abandonamos las ataduras con el pasado y proyectamos nuestros sueños al futuro.

Un ejercicio de perdón.

• Identifica una situación de resentimiento, donde sientas que alguien te ha hecho daño. Reconoce tu molestia y tu rabia, ubicando esos sentimientos en tu cuerpo.

• Pregúntate: ¿Qué me molesta? Indaga más allá: ¿Qué es lo que realmente me molesta de una manera más profunda? Sigue preguntándote: ¿Cuál es el asunto más profundo que está detrás? ¿Porqué este tema es importante para mí? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.

• Ahora pregúntate: ¿Qué me duele de todo esto? ¿Qué hay detrás de mi pena? ¿Qué hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.

• Cuando estés listo, pregúntate ¿Qué me inquieta? ¿Cuál es el miedo que está por debajo de esto? ¿Y qué miedos hay aún más abajo? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.

• Ahora pregúntate: ¿Qué quiero que pase? ¿Qué lograré si obtengo eso? ¿Qué deseo verdaderamente? Repite la pregunta una y otra vez, hasta quedar sin nuevas respuestas.

• Finalmente pregúntate: ¿Qué puedo hacer o pedir para conseguir lo que quiero? ¿Y si esto no funciona, que más puedo hacer para conseguir lo que quiero? Repite la pregunta una y otra vez, explorando todos los caminos posibles. Si todas las vías parecen cerradas puedes preguntarte ¿Qué necesito hacer para sentirme en paz conmigo mismo, aunque no consiga lo que quiero?

• Luego de todo esto visualiza un encuentro imaginario con la persona que te origina todo tu resentimiento. En esa reunión tú simplemente vas a contarle tu visión del tema, tu rabia, dolor, tristeza, temor, deseos y pedidos. Imagina que les estás hablando a la parte más profunda, más esencial de esa persona. Encuentra el alma de esa persona y entabla una conversación de alma a alma. Pídele a esa alma que te explique sus razones, las razones por las cuales su personalidad eligió las acciones que ejerció y cómo esas acciones fueron lo mejor que su personalidad pudo hacer, dada la situación y su nivel de madurez. Escucha con compasión, entendiendo las debilidades y flaquezas de la personalidad visible del otro. Abraza el silencio y recógete en tu propia compasión.

Que nuestros perdones nos liberen e iluminen nuestra alma, para poder asi conectarnos con el amor y la gratitud.

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jueves, 19 de noviembre de 2009

COMO HACERLO




A Cenicienta se le apareció el hada madrina, y la convirtió en princesa. ¿Fue eso buena suerte, casualidad, o pura fantasía? ¡Nada de eso! Puedo asegurarles que Cenicienta era una maestra en el arte secreto de soñar despierta. Y que seguramente aplicó correctamente todas las técnicas de la ensoñación creativa, logrando espectaculares resultados.

El hada madrina es el poder de la imaginación, que usado en forma consciente puede concederte todo lo que pidas. Basta con aplicar un método muy simple: primero enfocas la mente en aquello que deseas. Imagina que ya se ha hecho realidad, y déjate seducir por esa posibilidad añadiéndole color y sentimiento. Debes aprender a rumiar ese pensamiento, una y otra vez con mucha persistencia, añadiendo siempre el ingrediente de las emociones. Luego entrega tu sueño al universo y solo te queda esperar y observar. ¿Cuánto tiempo demorará en materializarse? Depende del grado de intensidad y del convencimiento con que funcione tu imaginación creadora.

Igual que en tu cuerpo existe comunicación de cada célula con el cerebro, también tus aspiraciones alcanzan la mente universal. El pensamiento es energía, que viaja rasgando dimensiones, hasta realizar su contacto cósmico. Luego esa fuerza retornará a ti, y el plano físico materializará tu sueño. Sin embargo, debes saber que para obtener lo que deseas existen algunos requisitos:

1) Tienes poder para crear todo aquello que desees siempre y cuando sea algo para ti mismo. Esto quiere decir que, puedes orar, o enviar Luz a otras personas, pero no tienes potestad de crear por ellos. Lo correcto entonces es soñar yo, para realizar mis propios sueños.

2) Tu petición también será negada si lo que deseas interfiere con tu aprendizaje. Supongamos que sufres de colitis, porque vives en un estrés continuo. Si tu tarea evolutiva es aprender a eliminar la prisa y la impaciencia; tu malestar no sanará solamente con soñar despierto. Necesitas esforzarte en adquirir serenidad y calma, para poder conservar tu estado de armonía.

3) Cuando usas tu imaginación creadora, nunca, por ningún motivo, debes dejar que intervenga la razón. El raciocinio intelectual cumple una función importante para la supervivencia. Pero, la actividad sutil de imaginar hace parte de una facultad superior del hombre, que la mente no alcanza a comprender. Si dejas que el intelecto participe, este seguramente pondrá etiquetas de "imposible" y terminará por sabotear todo el proceso.

4) Tus deseos deben caber dentro del contexto de lo realizable, hablando en términos humanos. Si deseas convertirte en un insecto, pues... ¡no lo lograrás!

5) Ten claro que el universo es quien decide qué pasos debe dar para alcanzar el objetivo. A ti te corresponde solo enfocar los resultados. Debes confiar en que la inteligencia universal sabrá acomodar, mejor que tú, las circunstancias más favorables a sus fines.

6) Según la "Ley de Correspondencia" , lo que ahora tienes es lo que tus pensamientos, palabras y acciones han creado para ti. Si quieres mejorar tu situación actual, el método más seguro de lograrlo es haciéndote correspondiente con aquello que deseas. Por ejemplo: si el miedo a perder, y el miedo a enfrentar han hecho de ti una persona avara y mezquina, seguramente la pobreza será una constante en tu vida. Pero, si trabajas en disolver esos miedos y te abres a compartir, la abundancia vendrá como resultado inevitable.

7) La última condición para obtener lo que deseas es el silencio. Hablar de tus ideales dispersa la energía, y además te somete a una opinión mental ajena, que puede tener fuerza para abortar tu intento.

En esta época dramática de caos se necesitan soñadores poderosos, que imaginen una realidad de luz para el futuro de la humanidad y de la Tierra. ¡Únete conscientemente a ellos! El mismo tiempo que empleas en acrecentar tus miedos, dedícalo a soñar en forma ilimitada todas las bendiciones que tu ser anhele. Atrae: paz, abundancia, salud y convivencia armónica. Antes de lo que piensas, tu mismo estarás maravillado con los resultados.

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA REENCARNACION





La reencarnación es un proceso de evolución. En su camino espiritual hacia la
liberación final, los seres humanos se ven forzados a encarnarse una y otra vez hasta
que, como vimos en el apartado anterior, satisfagan todas sus deudas, sus deseos, su
karma. La duración de este proceso evolutivo está determinada por nuestro
comportamiento. Nuestra evolución se verá retardada por las acciones y deseos erróneos
y acelerada por nuestro esfuerzo espiritual. El proceso llegará a su fin cuando se alcance
la liberación y la unión con Dios.
El alma progresa a través de muchas vidas antes de llegar a la perfección de esta
unidad con Dios. Cuando el cuerpo muere, las almas ignorantes de su identidad divina
no pasan automáticamente a un estado de realización divina. En tanto no se elimine su
identificación con el cuerpo, sus imperfecciones y limitaciones, no podrán alcanzar su
liberación y tendrán que reencarnarse de nuevo.
Sólo la reencarnación puede explicar la aparente injusticia de que unas personas
nazcan en un ambiente y otras en otro; unas dotadas de determinados bienes o virtudes y
otras sin ellas o la aparente injusticia de que un niño nazca muerto o lisiado. En este
último caso se suele pensar que el bebé era un ser inocente, pero las circunstancias
adversas de su nacimiento indican que en alguna vida anterior transgredió la ley de
Dios. Se requiere tiempo para luchar contra las malas tendencias y esforzarse por ser
mejores. Sólo una vida muy larga proporcionaría tiempo suficiente para vencer en esta
lucha; en general el lapso de una sola vida no es suficiente, por eso es necesario volver.
Hemos estado encerrados tanto tiempo en nuestros cuerpos que olvidamos nuestra
verdadera identidad y cada vez que venimos a la Tierra desarrollamos nuevas
imperfecciones y nuevos deseos. Por esta razón debemos volver una y otra vez hasta
que logremos satisfacer todos los deseos o hasta que adquiramos suficiente sabiduría y
consigamos escapar de la necesidad compulsiva de reencarnarnos.
El ego forma parte del cuerpo astral y se conserva después de la muerte física. El
ego es la causa, y no el efecto, del nacimiento físico. El cuerpo físico no es más que la
proyección del ego en el plano material. Después de la muerte las tendencias básicas de
una persona siguen siendo las mismas que tenía en la tierra.
Yogananda dijo que lo que hace reencarnar al ego es el deseo. El deseo dirige la
energía. Mientras una persona desee cosas de la tierra, deberá volver a la tierra, el único
lugar donde puede obtenerlas.

Dios no es un dictador y nos ha dado el libre albedrío para hacer lo que nos plazca.
Cada uno de nosotros somos hijos del Rey del Universo que hemos huido de nuestro
hogar. Éste es el significado de la parábola del Hijo Pródigo:
Un hombre tenía dos hijos. Y el más joven de ellos le dijo al padre: "Padre, dame
la parte de la hacienda que me corresponde". Entonces el padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo más joven lo reunió todo, se fue a un país lejano y allí
despilfarró su hacienda, llevando una vida licenciosa. Después de haberlo malgastado
todo sobrevino un hambre muy grande por toda aquella región y él comenzó a sufrir
privaciones. Fue a ponerse al servicio de uno de los ciudadanos de aquella región, que
lo mandó a sus campos para apacentar puercos. Y ansiaba llenar su estómago siquiera
de las algarrobas que comían los puercos, pues nadie le daba nada. Entrando entonces
dentro de sí mismo, se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra,
mientras yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a casa de mi padre y
le diré: padre, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo;
trátame como a uno de tus jornaleros”. Partió pues y volvió a la casa de su padre.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a
abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente. El hijo le dijo entonces: “Padre, pequé
contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de llamarme hijo tuyo”. Pero el padre
ordenó a sus criados: “Inmediatamente, traed el vestido más rico y ponédselo; ponedle
también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Luego traed el ternero cebado y
matadlo. Vamos a comer y a celebrar alegremente la fiesta. Porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a
celebrar la fiesta con alegría. E1 hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó música y danzas. Y llamando a uno de los criados le preguntó qué
significaba aquello. EI criado le respondió:

“Es que ha vuelto tu hermano, y tu padre,
como lo ha recobrado sano y salvo, ha mandado matar el ternero cebado”. Entonces él
se enfadó y no quería entrar. Pero su padre salió para llamarlo. É1 contestó a su
padre: “De modo que hace ya tantos años que te vengo sirviendo sin haber
quebrantado jamás ninguna orden tuya, nunca me diste un cabrito para que yo
celebrara alegremente una fiesta con mis amigos; pero cuando llega ese hijo tuyo que
ha devorado tus bienes con prostitutas, has mandado matar para él el ternero cebado”.
Pero el padre le contestó: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas;
pero había que hacer fiesta y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado” (Lucas 15: 11-32).

Esta parábola concuerda con la definición que da Patanjali de la Iluminación.
Cuando ese momento llega, al igual que el hijo pródigo el alma recuerda (smriti) lo que
ha sido siempre: la verdad que hemos olvidado durante los eones que vagamos en la
ilusión, apegados a nuestros insignificantes egos.
La reencarnación formó parte de muchas culturas antiguas. El cristianismo aceptó
este concepto durante sus primeros siglos de existencia (hasta el Segundo Concilio de
Constantinopla, celebrado el año 553) y así fue defendido por los Padres de la Iglesia.
Actualmente, no sólo el Hinduismo, sino diversas corrientes de pensamiento están
volviendo en Occidente a estas enseñanzas que aclaran algunos puntos “inexplicables”
de nuestra existencia.

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martes, 17 de noviembre de 2009

¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL DESAPEGO?



Primero, aclaremos lo que no es el desapego. El desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una aceptación resignada y desesperante de todo aquello que la vida y la gente nos tire en el camino; no es una manera robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferentes a la gente y a los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones. Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento.

De una manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o de un problema con amor. Mental, emocional y a veces físicamente nos desembarazamos de nuestro involucramiento insano (y a menudo doloroso) con la vida y responsabilidades de otra persona, y de los problemas que no podemos resolver. El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras.

Si la gente se ha fabricado desastres a sí misma, le permitimos enfrentar las consecuencias. Le permitimos a la gente ser como es en realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar. Y nos damos a nosotros mismos la misma libertad. Vivimos nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad. Luchamos para discernir qué es lo que podemos cambiar y qué es lo que no podemos cambiar.

Luego dejamos de tratar de cambiar aquello que no podemos. Hacemos lo que podemos para resolver un problema, y luego dejamos de hacernos la vida de cuadritos. Si no podemos solucionar un problema después de intentarlo seriamente, aprendemos a vivir con ese problema o a pesar de él. Y tratamos de vivir felices, concentrándonos heroicamente en lo que de bueno tiene la vida hoy, y sintiéndonos agradecidos por ello. Aprendemos la mágica lección de que sacarle el máximo provecho a lo que tenemos multiplica lo bueno en nuestras vidas.

El desapego implica - "vivir el momento presente" -vivir en el aquí y en el ahora-. Permitimos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.

El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.

Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos. Confiamos en que todo está bien a pesar de los conflictos. Confiamos en que Alguien más grande que nosotros sabe, ha ordenado y se preocupa de lo que está sucediendo. Entendemos que este Alguien puede hacer mucho más por resolver el problema que nosotros. De modo que tratamos de no estorbar su camino y dejar que Él lo haga. A su tiempo, sabremos que todo está bien porque vemos cómo las cosas más extrañas (y a veces, las más dolorosas) se solucionan de la mejor manera y en beneficio de todos.

El desapego es como "una saludable neutralidad".
Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe: significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso y compulsorio, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.

Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.

Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. En ocasiones, el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas. Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos mismos. Cada quien atiende sus propios asuntos.

El desapego es una acción y un arte. Es un modo de vida. ¿Cómo nos desapegamos? ¿Cómo separamos nuestras emociones, nuestra mente, espíritu y cuerpo de la agonía del involucramiento? Lo mejor que podemos. Y, probablemente, un poco torpemente al principio. Un antiguo dicho sugiere una fórmula de tres partes llamada honestamente, abiertamente y con voluntad de intentarlo. Si nos desapegamos, estamos en una mejor posición para trabajar sobre (o a través) de nuestras resentidas emociones. "Si estamos apegados, probablemente no hagamos nada más que estar siempre irritados."
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jueves, 12 de noviembre de 2009

EL VALOR DEL PRANAYAMA



El hombre puede poner sus nervios voluntarios en acción cuandoquiera que lo desee, y dejarlos reposar si se fatigan. Cuando la totalidad de los nervios del sistema nervioso voluntario requiere descanso, el hombre se entrega naturalmente al sueño, mediante el cual los nervios voluntarios se recuperan y pueden operar nuevamente con todo su vigor.

Los nervios del sistema involuntario, sin embargo, desde el nacimiento, continúan operando sin descanso, independientemente de la voluntad del hombre; puesto que este último no tiene control alguno sobre ellos, no puede interferir en lo mas mínimo en su funcionamiento. Cuando estos nervios se fatigan, también necesitan descansar y se duermen naturalmente; este sueño de los nervios involuntarios se llama el gran sueño, la muerte.

Cuando esto ocurre, la circulación, la respiración y otras funciones vitales se detienen y el cuerpo físico comienza a deteriorarse naturalmente. Al cabo de cierto tiempo, cuando este gran sueño a terminado, el hombre despierta con todos sus deseos y renace en un nuevo cuerpo físico para satisfacer sus diversos anhelos. De esta forma, el hombre se mantiene atado a la vida y la muerte, y no le es posible alcanzar la salvación final.

Si le es posible al hombre controlar los nervios del sistema involuntario, mediante el Pranayama antes mencionado, puede él detener el desgaste del cuerpo físico y dar periódicamente descanso a los nervios involuntarios (del corazón, los pulmones y otros órganos vitales), tal como lo hace con sus nervios voluntarios durante el sueño. Luego de tal descanso obtenido mediante el Pranayama, los nervios involuntarios se recuperan y operan con una energía renovada.

Así como después del sueño, cuando los nervios voluntarios han descansado, el hombre no requiere ayuda para despertar naturalmente, así también después de la muerte, cuando él ha disfrutado de un descanso total, despierta naturalmente a la vida en un nuevo cuerpo sobre la tierra.

Si el hombre puede “morir” – es decir, poner conscientemente su sistema nervioso completo, voluntario e involuntario, a descansar cada día mediante la práctica de Pranayama – su organismo entero funciona con gran vigor. El yogui que persevera en la práctica de Pranayama, obtiene control total sobre la vida y la muerte. Prescindiendo en esta forma del prematuro deterioro físico que acosa a la mayoría de los seres humanos, puede él conservar su cuerpo indefinidamente y disponer del tiempo necesario para consumir su karma, satisfaciendo todos los deseos de su corazón (deshaciéndose así de ellos) en una sola vida.

Al encontrarse finalmente purificado, no le es necesario ya retornar más a este mundo bajo la influencia de Maya, la Oscuridad, o sufrir la “segunda muerte”.

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martes, 10 de noviembre de 2009

REPROGRAMANDO EL SUBCONSCIENTE



Nuestros pensamientos se van acumulando, y de la forma más inesperada reaparece en la superficie algún viejo pensamiento. Cuando estamos en el proceso de reprogramació n de nuestra mente es normal y natural que avancemos un poco, retrocedamos otro poco, y volvamos a avanzar otro poquito. Esto forma parte de la práctica. No creo que haya ningún oficio, arte o técnica que se pueda aprender completo, al cien por ciento, en veinte minutos.

¿Recuerdas cuando comenzaste a aprender a usar un ordenador? ¿Recuerdas lo frustrante que era? Requería práctica. Antes que nada, necesitabas aprender cómo funcionaba, sus leyes y sistemas. A mi primer ordenador le puse por nombre la Dama Mágica, porque cuando aprendí sus reglas me entregaba cosas que a mí se me antojaban mágicas. Sin embargo, cuando estaba aprendiendo, la forma que tenía de indicarme que me había despistado o había seguido una dirección equivocada, era devorar páginas y páginas de trabajo que yo tenía que volver a hacer. Todos esos errores me enseñaron a fluir con el sistema.

Para fluir con el sistema de la Vida es preciso comprender qué el subconsciente es como un ordenador: basura que entra, basura que sale. Si introduces pensamientos negativos, salen experiencias negativas. Sí, lleva tiempo y práctica aprender las nuevas formas de pensar. Ten paciencia contigo mismo. Cuando estés aprendiendo algo nuevo y vuelvan las antiguas pautas, ¿dirás: “Pero, vamos, parece que no haya aprendido nada”?, ¿o dirás: “Muy bien, de acuerdo, lo probaré otra vez de la forma nueva”?

O también, digamos que has arreglado un asunto y crees que ya no tendrás que ocuparte de ello nunca más. ¿Cómo sabes que realmente lo has solucionado si no te pones a prueba? Así pues, haz reaparecer la vieja situación una vez más y observa tu reacción ante ella. Si inmediatamente reaccionas según la antigua pauta, entonces sabrás que aún no has aprendido bien esa lección y que necesitas ejercitarte un poco más. Eso es lo que quiere decir. Comprende que se trata de una pequeña prueba para ver hasta dónde has llegado. Si repites tus afirmaciones, tus nuevas declaraciones sobre ti mismo, entonces se te ofrecerá la oportunidad de reaccionar de diferente modo. Ya se trate de un problema de salud, económico o de relación, si reaccionas de forma nueva a la situación, entonces estarás en camino para dedicarte a otra cosa, a Otros aspectos de tu vida.

Recuerda también que vamos trabajando por capas, una capa cada vez. Es posible que llegues a una planicie y pienses “¡Lo he conseguido!”, pero que luego surja algún viejo asunto y te haga daño, o te enfermes y no logres ponerte bien durante un tiempo. Tienes que buscar entonces a ver qué creencias hay bajo la superficie. Puede significar que hay más trabajo por hacer porque vas a pasar a la siguiente capa, más profunda.

Nunca pienses que «no eres suficientemente capaz» porque algo que has trabajado por eliminar vuelve a aparecer. Cuando descubrí que yo no era una «mala persona» por el hecho de volver a enfrentarme con un antiguo problema, se me hizo muchísimo más fácil continuar avanzando. Aprendí a decirme: “Louise, lo haces muy bien. Fíjate lo lejos que has llegado. Sólo necesitas más práctica. Y te amo”.

Yo creo que cada uno de nosotros decide encarnarse sobre este planeta en un lugar y un tiempo determinados. Hemos escogido venir aquí a aprender una enseñanza concreta que nos hará progresar en nuestro camino de evolución espiritual.

Una de las formas de permitir que se despliegue positiva y sanamente el proceso de la vida es declarar nuestras propias verdades personales. Escoge mantenerte alejado de las creencias limitadoras que te han estado negando los beneficios que tanto deseas. Declara que tus pautas de pensamiento negativo quedarán borradas de tu mente. Libera y deja marchar tus temores y cargas. Hace ahora bastante tiempo que llevo creyendo las siguientes ideas y me han dado resultado:

• Todo lo que necesito saber se me revela.

• Todo lo que necesito viene a mí en el lugar y el momento perfectos,

• La vida está llena de alegría y amor.

• Soy una persona que ama, digna de amor y amada.

• Estoy sana y rebosante de energía.

• Dondequiera que voy encuentro prosperidad.

• Estoy dispuesta a cambiar y a crecer.

• Todo está bien en mi mundo.

He aprendido que no nos mantenemos positivos el cien por ciento del tiempo, y yo me incluyo en este dato. Tanto como puedo, considero la vida como una experiencia maravillosa y dichosa. Me siento segura y a salvo, y he hecho de esto una ley personal.

Creo que todo lo que necesito saber se me revela; por lo tanto, es preciso que tenga bien abiertos los ojos y los oídos. Recuerdo que cuando tuve cáncer pensé que me iría muy bien la reflexoterapia. Una noche asistí a una charla. Generalmente me siento en la primera fila porque me gusta estar muy cerca del conferenciante; sin embargo, esa noche me sentí inclinada a sentarme en la última fila. Justo cuando acababa de hacerlo se sentó a mi lado un reflexólogo. Empezamos a hablar y me enteré de que incluso hacía visitas a domicilio. No tuve que buscarlo, él vino a mí.

También creo que todo lo que necesito viene a mí en el lugar y el momento perfectos. Cuando algo va mal en mi vida inmediatamente me pongo a pensar: “Todo va bien, todo está bien, sé que todo es perfecto. Es una enseñanza, una lección, una experiencia, y la pasaré. Hay aquí algo que es para mi mayor bien. Todo está bien. Respira. Está bien”. Hago todo lo que puedo por tranquilizarme, para poder tener la mente clara y pensar racionalmente sobre lo que sucede, y, por supuesto, trabajo en ello. Puede que lleve su tiémpo, pero a veces, cosas que parecen grandes desastres resultan ser fabulosas al final, o por lo menos no los desastres que parecían al comienzo. Todo acontecimiento es unaexperiencia que enseña.

Hago muchísimo diálogo interno positivo, mañana, tarde y noche. Procedo de un espacio de amor del corazón, y practico el amor a mí misma y a los demás tanto como puedo. Mi amor está en continua expansión. Lo que hago actualmente es mucho más de lo que hacía hace seis meses o un año. Sé que dentro de un año mi conciencia y mi corazón se habrán dilatado y haré todavía más. Sé que lo que creo de mí se convierte en realidad, de modo que creo cosas maravillosas de mí. Hubo una época en que no pensaba así; sé que he crecido y que continuaré trabajando en mí misma.

También creo en la meditación. Meditamos cuando nos sentamos y desconectamos el diálogo interno el tiempo suficiente para escuchar a nuestra propia sabiduría. Cuando medito suelo cerrar los ojos, hacer una honda inspiración y preguntar: “¿Qué necesito saber?”. Me quedo sentada y escucho. También podría preguntar: “¿Qué necesito aprender?”, o “¿Qué enseñanza hay contenida en esto?”. A veces pensamos que tenemos que «arreglarlo» todo en nuestra vida, cuando es posible que lo único que hayamos de hacer es «aprender» algo de la situación.

Cuando comencé a meditar, tuve fuertes dolores de cabeza durante las tres primeras semanas. La meditación me era totalmente desconocida e iba contra mi programación interior. Sin embargo perseveré, y finalmente los dolores de cabeza desaparecieron.

Si al meditar ves que surge continuamente de ti mucha negatividad, eso puede significar que es necesario que suceda: la guardabas en tu interior, y al callar, haces que comience a subir a la superficie. Considérala sencillamente como negatividad que se libera. No trates de oponerle resistencia. Déjala que continúe todo el tiempo que sea necesario.

Si te quedas dormido mientras meditas, eso está bien. Deja que tu cuerpo haga lo que necesita, ya se equilibrará con el tiempo.
Del libro "El poder esta dentro de ti" Louise Hay
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