miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA REENCARNACION





La reencarnación es un proceso de evolución. En su camino espiritual hacia la
liberación final, los seres humanos se ven forzados a encarnarse una y otra vez hasta
que, como vimos en el apartado anterior, satisfagan todas sus deudas, sus deseos, su
karma. La duración de este proceso evolutivo está determinada por nuestro
comportamiento. Nuestra evolución se verá retardada por las acciones y deseos erróneos
y acelerada por nuestro esfuerzo espiritual. El proceso llegará a su fin cuando se alcance
la liberación y la unión con Dios.
El alma progresa a través de muchas vidas antes de llegar a la perfección de esta
unidad con Dios. Cuando el cuerpo muere, las almas ignorantes de su identidad divina
no pasan automáticamente a un estado de realización divina. En tanto no se elimine su
identificación con el cuerpo, sus imperfecciones y limitaciones, no podrán alcanzar su
liberación y tendrán que reencarnarse de nuevo.
Sólo la reencarnación puede explicar la aparente injusticia de que unas personas
nazcan en un ambiente y otras en otro; unas dotadas de determinados bienes o virtudes y
otras sin ellas o la aparente injusticia de que un niño nazca muerto o lisiado. En este
último caso se suele pensar que el bebé era un ser inocente, pero las circunstancias
adversas de su nacimiento indican que en alguna vida anterior transgredió la ley de
Dios. Se requiere tiempo para luchar contra las malas tendencias y esforzarse por ser
mejores. Sólo una vida muy larga proporcionaría tiempo suficiente para vencer en esta
lucha; en general el lapso de una sola vida no es suficiente, por eso es necesario volver.
Hemos estado encerrados tanto tiempo en nuestros cuerpos que olvidamos nuestra
verdadera identidad y cada vez que venimos a la Tierra desarrollamos nuevas
imperfecciones y nuevos deseos. Por esta razón debemos volver una y otra vez hasta
que logremos satisfacer todos los deseos o hasta que adquiramos suficiente sabiduría y
consigamos escapar de la necesidad compulsiva de reencarnarnos.
El ego forma parte del cuerpo astral y se conserva después de la muerte física. El
ego es la causa, y no el efecto, del nacimiento físico. El cuerpo físico no es más que la
proyección del ego en el plano material. Después de la muerte las tendencias básicas de
una persona siguen siendo las mismas que tenía en la tierra.
Yogananda dijo que lo que hace reencarnar al ego es el deseo. El deseo dirige la
energía. Mientras una persona desee cosas de la tierra, deberá volver a la tierra, el único
lugar donde puede obtenerlas.

Dios no es un dictador y nos ha dado el libre albedrío para hacer lo que nos plazca.
Cada uno de nosotros somos hijos del Rey del Universo que hemos huido de nuestro
hogar. Éste es el significado de la parábola del Hijo Pródigo:
Un hombre tenía dos hijos. Y el más joven de ellos le dijo al padre: "Padre, dame
la parte de la hacienda que me corresponde". Entonces el padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo más joven lo reunió todo, se fue a un país lejano y allí
despilfarró su hacienda, llevando una vida licenciosa. Después de haberlo malgastado
todo sobrevino un hambre muy grande por toda aquella región y él comenzó a sufrir
privaciones. Fue a ponerse al servicio de uno de los ciudadanos de aquella región, que
lo mandó a sus campos para apacentar puercos. Y ansiaba llenar su estómago siquiera
de las algarrobas que comían los puercos, pues nadie le daba nada. Entrando entonces
dentro de sí mismo, se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra,
mientras yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a casa de mi padre y
le diré: padre, pequé contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo;
trátame como a uno de tus jornaleros”. Partió pues y volvió a la casa de su padre.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a
abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente. El hijo le dijo entonces: “Padre, pequé
contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de llamarme hijo tuyo”. Pero el padre
ordenó a sus criados: “Inmediatamente, traed el vestido más rico y ponédselo; ponedle
también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Luego traed el ternero cebado y
matadlo. Vamos a comer y a celebrar alegremente la fiesta. Porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”. Y comenzaron a
celebrar la fiesta con alegría. E1 hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó música y danzas. Y llamando a uno de los criados le preguntó qué
significaba aquello. EI criado le respondió:

“Es que ha vuelto tu hermano, y tu padre,
como lo ha recobrado sano y salvo, ha mandado matar el ternero cebado”. Entonces él
se enfadó y no quería entrar. Pero su padre salió para llamarlo. É1 contestó a su
padre: “De modo que hace ya tantos años que te vengo sirviendo sin haber
quebrantado jamás ninguna orden tuya, nunca me diste un cabrito para que yo
celebrara alegremente una fiesta con mis amigos; pero cuando llega ese hijo tuyo que
ha devorado tus bienes con prostitutas, has mandado matar para él el ternero cebado”.
Pero el padre le contestó: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas;
pero había que hacer fiesta y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha
vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado” (Lucas 15: 11-32).

Esta parábola concuerda con la definición que da Patanjali de la Iluminación.
Cuando ese momento llega, al igual que el hijo pródigo el alma recuerda (smriti) lo que
ha sido siempre: la verdad que hemos olvidado durante los eones que vagamos en la
ilusión, apegados a nuestros insignificantes egos.
La reencarnación formó parte de muchas culturas antiguas. El cristianismo aceptó
este concepto durante sus primeros siglos de existencia (hasta el Segundo Concilio de
Constantinopla, celebrado el año 553) y así fue defendido por los Padres de la Iglesia.
Actualmente, no sólo el Hinduismo, sino diversas corrientes de pensamiento están
volviendo en Occidente a estas enseñanzas que aclaran algunos puntos “inexplicables”
de nuestra existencia.

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1 comentario:

LUX dijo...

Y MI PREGUNTA INTERIOR HOY ES... AUNQUE ENTENDAMOS Y COMPRENDAMOS Y VEAMOS LA RAZÓN DE LAS COSAS, DE LOS MENSAJES... PORQUÉ NO SABEMOS HACERLAS?? PONERLAS EN MARCHA O PRACTICARLAS..??? NO SABEMOS!! YO NO SE! NO SEEEE!!!! NO SE NO MACHACARME, QUIERO, PERO NO PUEDO!

EN MI VIDA HE SENTIDO VARIAS VECES EL MISMO VACÍO Y/O ENFADO QUE EL HIJO NO PRÓDIGO, EL QUE NUNCA SE FUE Y SIGUIÓ CUIDANDO Y LUCHANDO, Y MANTENIENDO Y RESPETANDO Y ACEPTANDO... Y AL PIÉ DEL CAÑÓN COMO SE SUELE DECIR; Y CURIOSAMENTE JAMÁS VES QUE TE QUIERAN, QUE TE CONSIDEREN O VALOREN TU ESFUERZO.. ENTONCES VUELVE LA "OVEJA NEGRA" DE LA CASA Y HAY FESTÍN???? JAJAJAJJ!!!

CREO QUE ES MUUUUY NORMAL SENTIRSE FRUSTRADIO ANTE ALGO ASÍ, SENTIRSE INFERIOR O COMO UNA SIMPLE MULA DE CARGA, O VER QUE TU TRABAJO SÓLO SIRVE PARA ACOSTUMBRAR A LOS DEMÁS A QUE NO NECESITAS NI AYUDA, NI APOYO, NI UN GOLPECITO EN LA ESPALDA MUY DE VEZ EN CUANDO.

EN MI HUMILDE OPINIÓN, NINGUNO ESTABA MUERTO; UNO ERA UN GETA QUE EN CUANTO PUDIERA "LA VOLVERÍA A HACER", UNA DETRÁS DE OTRA... Y EL OTRO POBRE ERA UN "TONTUCO" Y LO SEGUIRÍA SIENDO POR SIEMPRE JAMÁS... ES MI OPINIÓN!! SOLO ESO!

NAMASTÉ.