lunes, 28 de diciembre de 2009

QUE SOMOS REALMENTE?



Muy a menudo nos identificamos con nuestro cuerpo pero, ¿realmente somos nuestro cuerpo?

Cuando éramos pequeños nuestro cuerpo no era el mismo de ahora, ahora pesamos más, nuestros músculos son mayores, ya no tenemos dientes de leche. Incluso nuestras células no son las mismas: la ciencia ha demostrado que el material del que están compuestas se está renovando continuamente. El cuerpo que tenemos hoy no es el mismo que el que teníamos hace un año y no será el mismo que el año que viene. Alguien que ha perdido un brazo sigue siendo la misma persona aunque no tenga un brazo, alguien con un pulmón artificial sigue siendo él mismo.

Aunque nuestro cuerpo cambie somos conscientes de que lo que quiera que seamos en realidad es independientemente de nuestro cuerpo.

Y esta idea debería ser gratificante por que significa que, aunque el cuerpo desaparezca, no necesariamente implica que también desaparezcamos nosotros.

Ya hemos determinado que no somos nuestro cuerpo. Lo siguiente que habitualmente se piensa es que somos nuestros hábitos, nuestra forma de ser, nuestros gustos y disgustos, nuestras creencias. Sin embargo, cuando éramos pequeños es muy probable que no tuviéramos los mismos gustos que ahora, no creyésemos en las cosas que creíamos de pequeños, y casi con toda seguridad que no tenemos los mismos hábitos. Toda nuestra estructura mental ha cambiado desde entonces. Y dentro de unos años algunos rasgos de nuestra personalidad se acentuarán más, ciertos hábitos dejarán paso a otros y las cosas que nos gustan y disgustan también cambiarán. Sin embargo, aunque nuestra mente cambia sabemos que seguimos siendo la misma persona.

La mente es algo sujeto a cambio. Cuando la gente dice que una persona no cambia, si se refieren a los hábitos o la forma de ser están equivocados ya que, aunque algunos hábitos sean más difíciles de cambiar que otros, es algo mutable y por tanto sujeto a cambio.

En conclusión, tampoco somos nuestra mente. Esta idea también debería resultar gratificante ya que, seamos lo que seamos, no dependemos ni de nuestro cuerpo ni de nuestra mente para ser.

Si no somos nuestro cuerpo y no somos nuestra mente, ¿qué somos realmente?

Conciencia. Somos capaces de imaginarnos sin cuerpo: mientras soñamos somos nosotros aunque el cuerpo que soñemos que tenemos es otro y, por otra parte, ya sabemos que nosotros no cambiamos aunque cambie nuestro cuerpo. También hemos visto que nuestra mente (nuestros hábitos y deseos) cambia sin que nosotros cambiemos . Pero si nos tratamos de imaginarnos con otra conciencia ya dejamos de ser nosotros. Imagináoslo. La conciencia es indivisible, es blanca o negra, es decir, o hay conciencia o no la hay pero no podemos imaginarnos con más o menos conciencia, es indivisible.

Ahora que alguien me diga cómo se puede destruir algo que no está sujeto a cambios ya que no es material ni mental..

::::::::::::::::::::::::::

1 comentario:

LUX dijo...

No se puede destruir!!!!!! Es buenísimo!! No se puedeeee!!!!

NAMASTÉ

HASTA EL AÑO QUE VIENE!!