viernes, 23 de enero de 2009

LOS SENDEROS DEL YOGA



Yoga significa unión. Etimológicamente se relaciona con el vocablo “yugo”, como
en el acto de uncir a los bueyes para que tiren de un carro. Yoga significa unión con
Dios; o la unión del pequeño ser, o ego, con el Yo divino, el Espíritu Infinito: Significa
ir de la dualidad (el sentido de separación, oposición, multiplicidad) a la unidad.

Aunque el yoga no es una religión, sus principios se encuentran en la base de todas
las religiones. Estos principios representan nuestra búsqueda y nuestro anhelo de la
verdad, de las verdades más elevadas, y de la respuesta a las preguntas sobre quién
somos, por qué estamos aquí y cuál es nuestro papel en todo esto.
El yoga es tanto un arte como una ciencia. Es una ciencia porque ofrece métodos
prácticos para controlar el cuerpo y la mente y hacer posible la meditación profunda. Y
es un arte porque si no se practica con intuición y sensibilidad, sólo producirá resultados
superficiales.
El yoga no es un sistema de creencias. Tiene en cuenta la influencia mutua entre el
cuerpo y la mente y los armoniza entre sí. Por ejemplo, a veces la mente no puede
concentrarse debido a la tensión o la enfermedad del cuerpo, que impiden que la energía
fluya hacia el cerebro. A veces la energía del cuerpo es débil porque el ánimo está
abatido o paralizado a causa de emociones negativas.

El yoga trabaja básicamente con la energía corporal a través de la ciencia del
pranayama o control de la energía. Prana significa también “respiración”. El yoga
enseña, mediante el control de la respiración, a serenar la mente y alcanzar los estados
más elevados de conciencia.
Las enseñanzas del yoga conducen más allá de las técnicas y muestran al yogui, o
practicante de yoga, cómo dirigir su concentración de tal forma que no sólo armonice la
conciencia humana con la divina, sino que funda su conciencia con el infinito.

El Bhagavad Gita y los Yoga Sutras de Patanjali son las exposiciones más
importantes de la ciencia del yoga. Es interesante notar que si bien el yoga se centra en
las técnicas científicas con las que alcanzar la Autorrealización, ni en el Gita ni en los
Yoga Sutras se describe explícitamente ninguna técnica. Algunas de ellas están ocultas,
pero además muchas técnicas yóguicas tienen sus raíces en esas escrituras en el sentido
de que tales técnicas son medios de llegar a los estados interiores que se indican en
ellas.
El yoga puede describirse como la calma de las olas de gustos y aversiones que nos
permite mantenernos íntegros bajo cualquier circunstancia. Es en este sentido como se
utiliza en la definición clásica dada por Pantanjali en los Yoga Sutras. Él escribió:

“Yogas chitta vritti nirodh”, “Yoga es la neutralización de las ondas de los
sentimientos”. Chitta (sentimiento) se ha traducido de diversas formas, como “sustancia
mental”, “conciencia”, “subconsciencia”, “mente inferior”. Hace muchos años, en una
serie de clases sobre los Aforismos de Patanjali, Paramhansa Yogananda señaló que esas
ondas de la mente que producen engaño y esclavitud son principalmente las atracciones
y repulsiones, los sentimientos tendenciosos del corazón. Vritti (vórtices) literalmente
significa “remolinos” –los remolinos atorbellinados que interfieren con el suave fluir de
la vida, atrayendo a una órbita puramente privada todo aquello que a uno le gusta,
volviéndole tan preocupado de las elecciones y rechazos egoístas, que ya no forma parte
consciente de esa corriente.
Es necesario subrayar que Patanjali no estaba diciendo que yoga es la neutralización
de los sentimientos mismos.

La capacidad de sentir nos es necesaria, es la fuente de toda
verdadera intuición. De hecho, sólo a través de una desarrollada percepción intuitiva
alcanzaremos la Autorrealización. Por tanto son los remolinos, la agitación de los
sentimientos, lo que debemos neutralizar; así nuestra naturaleza sensible se hará tan
serena como un lago sin olas.
Yoga es por tanto la neutralización de los sentimientos dirigidos por el ego, pues
una vez que se calman, el yogui comprende que es y ha sido siempre uno con el
Infinito; que su conciencia de esa realidad estaba limitada únicamente por su
encaprichamiento con la limitación.
Ésta es, además, la verdadera meta de toda búsqueda. La razón por la que los
aforismos de Patanjali son aceptados como una escritura universal, es que él trataba de
verdades espirituales universales, no de prácticas sectarias. Todo buscador auténtico,
independientemente de su religión, alcanza el mismo estado de calma divina que es
yoga.

Los diferentes senderos del yoga deben entenderse desde la perspectiva de cómo
ayudan a producir esta neutralización de las ondas del sentimiento.
A veces se oye hablar de los llamados “senderos del yoga” (por ejemplo Karma
Yoga, Gyana Yoga, Bhakti Yoga) como si se tratara de senderos separados. Realmente
ninguno de ellos es un “camino”. Un “camino” es un recorrido específico, que por tanto
excluye otras opciones. Pero los “senderos” del yoga no pueden aislarse unos de otros.
Son simplemente distintos énfasis dados a la ciencia única del yoga (Raja Yoga). Las
diferencias surgen del hecho de que las personas, de forma natural, buscan la meta final
por diferentes caminos, según su temperamento. Podemos hablar de tres tipos básicos
de seres humanos, si bien ningún ser humano pertenece exclusivamente a un tipo u otro.

El tipo activo. Este tipo se identifica básicamente con el karma yoga o yoga de la
acción. Pero el karma yoga ofrece directrices para cualquier persona, pues nadie puede
vivir sin actuar. El Bhagavad Gita declara que incluso no hacer nada es un acto: ni la
mente ni las funciones involuntarias del organismo se detienen.
El tipo emocional. Se orienta hacia el bhakti yoga o yoga de la devoción. Sin
embargo las enseñanzas del yoga dejan claro que todos los seres humanos deben
purificar y expandir sus sentimientos.
El tipo intelectual. Se dirige fundamentalmente hacia el gyana yoga o yoga de la
discriminación. No obstante el gyana yoga nos enseña a todos a orientar la inteligencia
innata hacia la verdad más elevada, en cualquier situación.

Los diferentes senderos apuntados hasta ahora están concebidos para adecuarse a los
temperamentos básicos de las distintas personas: a su tendencia a vivir a través del
sentimiento, la acción o el pensamiento. Puesto que todo ser humano está compuesto de
estos tres atributos, los tres deberían ser seguidos hasta cierto punto por todos,
independientemente de cuál de ellos predomine en una naturaleza en concreto.
Pero el carácter es una consideración superficial. No es una cualidad del alma, sólo
lo es del ego. La perfección en cada uno de estos senderos trasciende el carácter,
conduce desde las prácticas externas a la profunda calma interior. A menos que haya
cierto grado de “interiorización” ya desde el comienzo de nuestra andadura, las
prácticas externas se quedarán en el exterior; no conducirán a la neutralización de los
remolinos de los sentimientos, lo que constituye el yoga.
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